La contaminación del aire empeora el asma -y hay formas reales de protegerte
Si tienes asma, cada día con aire sucio puede significar más tos, más sibilancias y más inhaladores. No es solo una molestia: la contaminación del aire desencadena inflamación en tus vías respiratorias, aumenta las visitas al hospital y hace que los medicamentos funcionen peor. Según la Global Asthma Report 2018, más de 339 millones de personas en el mundo viven con asma, y la contaminación del aire es una de las principales razones por las que muchos sufren ataques más frecuentes y severos.
Lo que muchos no saben es que puedes hacer mucho, incluso si no puedes cambiar el aire que respiras en la calle. Estudios recientes, como uno publicado en 2024 en PubMed, muestran que reducir la exposición -con alertas en el móvil, filtros de aire y cambios sencillos en la rutina- mejora el control del asma en un 15% en solo ocho semanas. Eso no es teoría: es lo que le pasó a una madre en Massachusetts que usó una app para evitar salir cuando el aire estaba malo, y su hija redujo el uso del inhalador de rescate casi a la mitad.
Qué contaminantes te afectan más (y cómo reconocerlos)
No todo el aire contaminado es igual. Los principales enemigos para quienes tienen asma son:
- PM2.5: partículas minúsculas, más finas que un cabello, que penetran profundamente en los pulmones. Viene de tráfico, incendios y fábricas.
- NO₂ (dióxido de nitrógeno): gas que sale de los escapes de coches y camiones. Es peor cerca de carreteras y en horas pico.
- O₃ (ozono): no es el ozono de la estratosfera, sino el que se forma en el suelo por el sol y la contaminación. Es más fuerte en verano y en días soleados.
- SO₂ (dióxido de azufre): menos común hoy, pero aún presente cerca de plantas de energía que queman carbón.
Estos contaminantes no se ven, pero sus efectos sí. Si notas que tus síntomas empeoran en días calurosos, cerca del tráfico o después de incendios forestales, es probable que estés viendo el impacto directo de estos gases y partículas.
La clave: monitorear la calidad del aire (y actuar)
La mejor herramienta que tienes no es un filtro ni un medicamento: es información. El Índice de Calidad del Aire (AQI, por sus siglas en inglés) es una escala simple que va del 0 al 500. No necesitas ser científico para entenderlo:
- 0-50: Bueno. Puedes hacer todo normal.
- 51-100: Moderado. Personas sensibles -como tú- deben reducir esfuerzos prolongados al aire libre.
- 101-150: No saludable para grupos sensibles. Evita salir a correr, hacer deporte o quedarte mucho tiempo afuera.
- 151-200: No saludable. Todo el mundo debe evitar esfuerzos al aire libre. Si tienes asma, quédate adentro.
- 201+: Muy no saludable. No salgas. Cierro ventanas, enciende el aire acondicionado en recirculación.
En España, puedes revisar el AQI en la web de la Agencia Europea de Medio Ambiente o usar apps como AirVisual o Plume Labs. Muchas personas lo revisan solo una vez al día. Eso no basta. Si trabajas al aire libre o tienes niños en la escuela, revisa el AQI dos veces al día: por la mañana y por la tarde. El ozono suele picar al mediodía; el PM2.5 se acumula por la noche cerca de carreteras.
Filtros de aire en casa: lo que realmente funciona
En promedio, el aire interior llega a tener entre el 60% y el 80% de la contaminación del exterior, incluso con las ventanas cerradas. Eso significa que tu casa no es un refugio seguro… a menos que lo hagas así.
El filtro HEPA es el estándar de oro. No todos los purificadores son iguales. Un verdadero HEPA captura el 99,97% de las partículas de 0,3 micras -exactamente el tamaño de las más peligrosas para los pulmones. Busca en la caja la etiqueta HEPA True o HEPA H13. Evita los que solo dicen "filtración de alta eficiencia" sin certificación.
La potencia también importa. La regla simple: el CADR (tasa de entrega de aire limpio) debe ser al menos dos tercios del tamaño de la habitación en metros cuadrados. Para una habitación de 30 m², necesitas un purificador con CADR mínimo de 200. Si lo pones contra la pared, pierdes hasta el 50% de su eficacia. Colócalo en el centro, lejos de muebles.
Un estudio de la Universidad Johns Hopkins en 2021 mostró que los hogares con HEPA tenían entre un 55% y un 67% menos de PM2.5. En una familia con un niño asmático, eso significa menos noches con tos, menos inhaladores y menos días perdidos en la escuela.
Los errores que arruinan los filtros (y cómo evitarlos)
El 57% de las personas que compran un purificador de aire lo usan mal. Aquí están los errores más comunes:
- No cambiar el filtro a tiempo: La mayoría de los filtros HEPA deben reemplazarse cada 3 a 6 meses. Si lo dejas pasar, empieza a soltar partículas de nuevo. Solo el 43% de los usuarios lo hacen según lo recomendado.
- Ponerlo en un rincón: El aire no circula bien cerca de las paredes. Déjalo en el centro de la habitación, preferiblemente en el dormitorio, donde pasas 8 horas al día.
- Usarlo solo de vez en cuando: La contaminación no se va cuando tú duermes. Si lo apagas por la noche, tu exposición sube. Mantén el purificador encendido 24/7, especialmente si vives cerca de una carretera.
- Comprar uno demasiado pequeño: No vale la pena comprar un purificador barato para una sala grande. Si no puede mover suficiente aire, es solo un decorado.
Los modelos más económicos cuestan entre 50 y 150 euros. Los más potentes, como el Coway Airmega 400, pueden costar hasta 700 euros. Pero si tu hijo necesita un inhalador 4 o 5 veces por semana, y con el purificador baja a 1 o 2, la inversión se paga en meses.
Lo que no funciona (y por qué)
Hay muchas soluciones que suenan bien, pero no sirven para el asma:
- Mascarillas N95 en el día a día: Sí, filtran el 95% de las partículas. Pero solo si están bien ajustadas. Los niños rara vez las usan bien. Además, no protegen contra gases como el NO₂. El doctor John Balmes de UCSF lo dice claro: "Las mascarillas dan una falsa sensación de seguridad".
- Plantas de interior: Sí, son bonitas. Pero no limpian el aire lo suficiente. Una planta no puede eliminar PM2.5 ni NO₂. No las uses como sustituto de un filtro.
- Los purificadores con ionizadores: Algunos liberan ozono, que es un irritante pulmonar. Evítalos. Busca purificadores sin emisión de ozono.
- Cerrar ventanas y encender el aire acondicionado: Es bueno… pero no es suficiente. Si tu sistema no tiene filtro HEPA, el aire que entra sigue siendo contaminado. Asegúrate de que tu HVAC tenga un filtro MERV 13 o superior.
Lo que puedes hacer en la escuela o en el trabajo
Si tienes hijos, la escuela es un lugar crítico. Un estudio en Massachusetts mostró que cuando las escuelas:
- Reubicaron las paradas de autobuses lejos de las entradas,
- Prohibieron el encendido en marcha de los autobuses,
- Movieron los patios de recreo a zonas alejadas de carreteras,
el PM2.5 en el interior bajó entre un 22% y un 35%. Los días de ausencia por asma cayeron un 41%.
En el trabajo, si estás al aire libre -como en construcción o repartos- no puedes simplemente quedarte en casa. Pero puedes pedir:
- Que se eviten las tareas al aire libre en días con AQI > 150.
- Que se usen mascarillas N95 certificadas en días de incendios.
- Que se instale un purificador de aire en el área de descanso.
La OSHA y el CDC recomiendan mantener la humedad entre el 30% y el 50% para evitar ácaros y moho. Un deshumidificador de 100 a 300 euros puede ayudar, especialmente en invierno.
El cambio más grande: políticas públicas que salvan vidas
Los filtros y las apps ayudan. Pero lo que realmente reduce el asma a largo plazo es el aire limpio en la calle. Un estudio de la Universidad de Oregon encontró que por cada 10 μg/m³ de reducción en PM2.5, las visitas a urgencias por asma en niños bajan un 4,2%.
Esto no es magia: es política. En Londres, la Zona de Bajas Emisiones redujo las hospitalizaciones infantiles por asma en un 11,9% en dos años. En California, están reemplazando todos los autobuses escolares diésel por eléctricos -una medida que podría reducir la exposición de los niños hasta en un 60%.
La EPA en Estados Unidos propuso bajar el límite anual de PM2.5 de 12 a 9-10 μg/m³. La Sociedad Americana de Tórax dice que incluso eso no es suficiente. Lo ideal sería 8 μg/m³. Pero sin cambios legales, los filtros en casa son solo un parche.
La buena noticia: el 80% de los científicos coinciden en que reducir la contaminación del aire es la forma más efectiva de prevenir nuevos casos de asma. Un estudio en The Lancet estimó que 4 millones de nuevos casos de asma infantil al año se deben a la contaminación. Evitarlos no es solo salud: es justicia.
Qué puedes hacer hoy
No necesitas hacerlo todo a la vez. Empieza con estos pasos simples:
- Descarga una app de calidad del aire (AirVisual, Plume, o la de tu ayuntamiento).
- Revisa el AQI cada mañana y cada tarde. Ajusta tus planes.
- Coloca un purificador HEPA en tu dormitorio. Asegúrate de que el CADR sea adecuado.
- Cambia el filtro del purificador cada 4 meses, aunque no parezca sucio.
- Si tienes hijos, pregunta a la escuela si tienen políticas contra el encendido de autobuses o si los patios están lejos de carreteras.
- Apoya a tu municipio en iniciativas de transporte limpio y zonas de bajas emisiones.
La contaminación del aire no se va por arte de magia. Pero tú puedes hacer que tu espacio sea más seguro. Y si lo haces, no solo respirarás mejor: estarás protegiendo a tu familia, tu comunidad y tu futuro.
¿Puedo usar una mascarilla N95 todos los días para protegerme de la contaminación?
Las mascarillas N95 filtran bien las partículas, pero no los gases como el dióxido de nitrógeno, que también empeoran el asma. Además, deben ajustarse perfectamente para funcionar -algo difícil en niños y en personas con barba. Muchos las usan mal, lo que da una falsa sensación de seguridad. Son útiles solo en días de incendios forestales o AQI muy alto, no como solución diaria.
¿Qué pasa si no puedo pagar un purificador de aire caro?
No necesitas uno de 700 euros. Un purificador básico con filtro HEPA y CADR adecuado cuesta entre 50 y 150 euros. Lo más importante es que lo uses bien: ponlo en el dormitorio, enciéndelo todo el día y cambia el filtro cada 4 meses. También puedes reducir la exposición cerrando ventanas en horas de alto tráfico, usando el aire acondicionado en recirculación, y evitando caminar cerca de carreteras en horas pico.
¿La contaminación del aire puede causar asma o solo empeora los síntomas?
Ambas cosas. La contaminación no solo empeora el asma ya existente, sino que también puede causarlo. Un estudio en The Lancet Planetery Health encontró que 4 millones de nuevos casos de asma infantil cada año en el mundo se deben a la exposición a la contaminación del aire. Los niños que viven cerca de carreteras con mucho tráfico tienen un riesgo hasta un 30% mayor de desarrollar asma.
¿Sirve de algo cerrar las ventanas cuando hay contaminación?
Sí, pero no es suficiente. Si tu sistema de calefacción o aire acondicionado no tiene un filtro de alta eficiencia (MERV 13 o superior), el aire que entra sigue estando contaminado. En días de incendios, el PM2.5 puede penetrar tu casa en 30-60 minutos, incluso con ventanas cerradas. Por eso, combina cerrar ventanas con un purificador HEPA.
¿Qué pasa si trabajo al aire libre y no puedo quedarme en casa?
Puedes pedir a tu empleador que te reasigne a tareas interiores en días con AQI superior a 150. Usa una mascarilla N95 certificada en días de incendios o alta contaminación. Lleva tu inhalador siempre, y evita hacer esfuerzos intensos en horas pico de tráfico (mañana y tarde). Si tu empresa no te protege, busca ayuda en sindicatos o asociaciones de asma. Tu salud no es negociable.
¿Las plantas de interior ayudan a limpiar el aire del asma?
No. Aunque las plantas son bonitas y mejoran el ánimo, no eliminan partículas finas (PM2.5) ni gases como el NO₂ que afectan el asma. Un estudio de la NASA sobre plantas en espacios cerrados fue malinterpretado. No hay evidencia científica de que las plantas reduzcan significativamente la contaminación del aire en entornos reales. No las uses como sustituto de un filtro HEPA.
¿Cuánto tiempo tarda en mejorar mi asma si empiezo a reducir la exposición?
Muchas personas notan mejoría en 2-4 semanas. Un estudio publicado en 2024 mostró que con el uso de alertas de contaminación y cambios en la rutina, los puntajes de control del asma (ACT) mejoraron en promedio de 20 a 21,5 en solo 8 semanas. Si reduces el uso de inhaladores de rescate, mejora tu sueño y puedes hacer más actividades sin cansarte, es señal de que tu estrategia está funcionando.