Impacto económico de la expiración de patentes: cómo bajan los precios de los medicamentos

Cuando una patente de un medicamento expira, algo poderoso sucede: los precios se desploman. No es un pequeño descenso. Es una caída masiva, a veces de más del 80%, en cuestión de años. Esto no es teoría. Es lo que pasa en la vida real, cada vez que un fármaco pierde su protección exclusiva. Y aunque parece sencillo, el proceso tiene capas complejas que afectan directamente cuánto pagas en la farmacia, cuánto gasta tu seguro y hasta cómo los médicos recetan.

Lo que ocurre el día que expira la patente

Imagina que una empresa desarrolla un medicamento. Durante 20 años, tiene el derecho exclusivo de venderlo. Nadie más puede hacer una copia. Eso le permite fijar precios altos, porque no hay alternativas. Pero cuando la patente expira, todo cambia. De un día para otro, otras compañías pueden empezar a fabricar versiones genéricas. No son productos distintos. Son la misma sustancia activa, en la misma dosis, con el mismo efecto. Solo cambia el nombre y el precio.

El primer genérico que llega ya baja el precio entre un 15% y un 20%. Pero eso es solo el comienzo. Cuando llega el segundo, el tercero, el quinto… la competencia se vuelve feroz. Cada nueva empresa que entra al mercado quiere ganar cuota. La única forma de hacerlo es bajar el precio. Y lo hacen. Mucho. En Estados Unidos, un estudio de la revista JAMA Health Forum mostró que ocho años después de la expiración de la patente, los precios de los medicamentos cayeron un 82% en promedio. En algunos casos, medicamentos que costaban $850 al mes pasaron a costar $10. Eso no es un error. Es la norma.

Por qué algunos medicamentos bajan más que otros

No todos los medicamentos se comportan igual cuando expira su patente. Hay dos grandes grupos: los pequeños fármacos químicos y los biológicos. Los primeros son más fáciles de copiar. Su estructura es simple, su fabricación es directa. Por eso, cuando expiran, los genéricos llegan rápido y los precios se desploman en pocos meses. Ejemplos: el apixaban (Eliquis) o el amlodipino (Norvasc).

Los biológicos son otra historia. Son medicamentos hechos con células vivas. Son complejos. No se pueden copiar como una receta de cocina. Lo que se fabrica son biosimilares, versiones muy parecidas, pero no idénticas. Por eso, su aprobación tarda más. Y las empresas originales usan una táctica conocida como patent thickets: presentan docenas de patentes secundarias sobre pequeños cambios -como una nueva formulación, un nuevo envase o un nuevo método de administración- para retrasar la entrada de competidores. El caso más famoso es Humira (adalimumab). Su patente principal expiró en 2016, pero gracias a más de 130 patentes secundarias, no hubo competencia real hasta enero de 2023. Y aun así, los precios no cayeron tanto como se esperaba, porque las aseguradoras seguían recibiendo rebajas de la empresa original.

Una empresa farmacéutica usa una escuda de patentes para bloquear un biosimilar que intenta entrar al mercado, con una balanza inclinada hacia los ahorros del paciente.

El sistema que hace que los genéricos lleguen (y a veces no)

En Estados Unidos, la ley Hatch-Waxman de 1984 creó el marco para que los genéricos entraran al mercado. Pero no es perfecto. La FDA aprueba más de 800 genéricos al año, pero el proceso puede tardar desde 10 meses hasta más de dos años, especialmente si el medicamento es complejo. Y hay otro obstáculo: los acuerdos secretos entre las farmacéuticas originales y las aseguradoras. Estas compañías ofrecen grandes rebajas a los planes de salud a cambio de que sigan recetando el medicamento de marca, incluso cuando hay genéricos más baratos disponibles. Así, aunque el genérico esté en el mercado, el paciente sigue pagando caro porque su seguro no lo cubre como alternativa preferida.

En Europa, las cosas son distintas. Los gobiernos negocian precios de forma centralizada. No hay tantos acuerdos secretos. Por eso, aunque los descensos no son tan drásticos como en EE.UU., son más consistentes. En Alemania, por ejemplo, los precios bajan un 58% en ocho años. En Suiza, solo un 18%. La diferencia no está en los medicamentos, sino en cómo se maneja el mercado.

¿Quién se beneficia realmente?

Los que más ganan son los pacientes y los sistemas de salud. En una encuesta de la Fundación Kaiser, el 68% de los asegurados dijeron que sus gastos en medicamentos bajaron cuando los genéricos llegaron. Pero el 22% dijo que no notaron el cambio, porque su seguro no los incluyó en su lista de medicamentos cubiertos. Los médicos también se benefician: pueden recetar tratamientos más asequibles sin preocuparse de que los pacientes dejen de tomarlos por el costo.

Pero las empresas que crearon los medicamentos originales pierden ingresos. Por eso, invierten miles de millones en estrategias para extender su monopolio. El 78% de las nuevas patentes registradas en la FDA no son para medicamentos nuevos, sino para versiones modificadas de productos existentes. Y el 70% de los 100 medicamentos más recetados han extendido su exclusividad al menos una vez. El caso de Ozempic y Wegovy es un ejemplo reciente: aunque su patente principal expira en 2026, ya tienen 142 patentes secundarias que podrían protegerlos hasta 2036.

Un paciente recibe una píldora genérica de  mientras un figura oculta acuerdos secretos detrás, con un recibo de ahorro visible y un gran checkmark.

Lo que está cambiando ahora

La presión está creciendo. En 2023, la ley de reducción de la inflación en EE.UU. permitió por primera vez que Medicare negocie precios directamente con farmacéuticas. Esto obliga a las empresas a pensar dos veces antes de extender patentes innecesarias. La FDA también ha empezado a revisar con más rigor las solicitudes de patentes secundarias. En 2024, la Comisión Europea propuso limitar los certificados de protección suplementaria, que son los que extienden la exclusividad de los biológicos.

Y hay una señal clara: el mercado de genéricos y biosimilares crecerá de $407 mil millones en 2023 a más de $700 mil millones en 2030. Eso significa que más medicamentos se volverán asequibles. Pero el reto sigue siendo el mismo: hacer que esos precios bajos lleguen a los pacientes, no solo a los libros de contabilidad de las aseguradoras.

Lo que debes saber si tomas medicamentos caros

  • Si tu medicamento tiene más de 5 años desde que expiró su patente, pregunta si hay un genérico. Muchas veces, el farmacéutico no lo menciona porque no lo recetan.
  • Revisa tu plan de salud: ¿el genérico está en tu lista de medicamentos cubiertos? Si no lo está, pide una excepción.
  • No asumas que un biosimilar es peor. Son tan seguros como el original, y muchas veces mucho más baratos.
  • Si tu medicamento es muy caro y aún no tiene competencia, investiga si hay patentes secundarias que lo protegen. Podrías estar pagando por un monopolio artificial.

La expiración de una patente no es un evento técnico. Es un momento económico decisivo. Es cuando el mercado finalmente se pone del lado de los pacientes. Pero para que ese cambio funcione, necesitas estar informado. Porque si no preguntas, nadie te lo dirá.

¿Cuánto bajan los precios cuando expira una patente de medicamento?

La caída varía según el país y el tipo de medicamento. En Estados Unidos, el primer genérico reduce el precio entre un 15% y un 20%. Con varios competidores, las caídas pueden llegar al 80% o más en ocho años. En Europa, las reducciones son más moderadas, entre un 40% y un 60%. En Suiza, por ejemplo, el descenso fue solo del 18% en el mismo período.

¿Por qué algunos medicamentos siguen siendo caros después de que expira la patente?

Porque las empresas originales usan estrategias como "patent thickets" -muchas patentes secundarias sobre cambios menores- para retrasar la entrada de genéricos. También firman acuerdos con aseguradoras para que sigan cubriendo el medicamento de marca, incluso cuando hay versiones más baratas. A veces, los biosimilares llegan, pero los precios no bajan porque los rebates siguen favoreciendo al original.

¿Qué es un biosimilar y cómo es diferente de un genérico?

Un genérico es una copia exacta de un medicamento químico simple. Un biosimilar es una versión muy parecida, pero no idéntica, de un medicamento biológico -hecho con células vivas- como Humira o Ozempic. Son seguros y efectivos, pero su aprobación es más compleja y tarda más. Por eso, los biosimilares entran al mercado más tarde y su impacto en los precios es más lento.

¿Puedo pedir un genérico en la farmacia si mi médico recetó el de marca?

En 49 estados de EE.UU., los farmacéuticos pueden sustituir automáticamente un medicamento de marca por un genérico equivalente, a menos que el médico escriba "dispensar tal cual". Pero en la práctica, muchas veces no lo hacen si no te lo sugieren. Pregunta directamente: "¿Hay una versión genérica más barata?"

¿Qué pasa con los medicamentos que aún no tienen genéricos después de años de expirada la patente?

Eso suele pasar con medicamentos complejos, como inyectables o tratamientos para enfermedades raras. Fabricarlos requiere tecnología avanzada y costos altos -entre $2 y $5 millones por producto-, lo que desalienta a las empresas. También puede haber barreras legales o acuerdos secretos que retrasan la entrada. En esos casos, la competencia no llega, y los precios se mantienen altos por mucho tiempo.

7 Comentarios

  • Alberto Solinas

    Alberto Solinas

    diciembre 3, 2025 AT 01:22

    ¿En serio creen que esto es un logro del mercado? Es una tragedia. Las farmacéuticas invirtieron miles de millones en I+D, y ahora les arrancan el monopolio como si fuera un chicle. El genérico no es igual: la biodisponibilidad, los excipientes, la estabilidad... todo cambia un poco. Y tú, que te crees listo por ahorrar 10 euros, estás jugando a la ruleta rusa con tu salud.

  • Blanca Roman-Luevanos

    Blanca Roman-Luevanos

    diciembre 3, 2025 AT 08:59

    Me pregunto si realmente entendemos lo que significa 'precio justo'. ¿Es justo que una empresa recupere su inversión en 20 años? ¿O es justo que un anciano tenga que elegir entre su medicamento y su comida? La patente no es un derecho natural, es un contrato social. Y si el contrato ya no sirve a quienes más lo necesitan, ¿no deberíamos renegociarlo?

  • Julio Santos

    Julio Santos

    diciembre 4, 2025 AT 00:50

    Yo pedí el genérico de mi anticoagulante y me lo dieron sin problema. Ahorro 90 euros al mes. No hay misterio.

  • TAMARA Montes

    TAMARA Montes

    diciembre 4, 2025 AT 07:08

    Es increíble cómo la ciencia y el capitalismo chocan así 😔 ¿Y si en vez de patentes tuviéramos recompensas por innovación? Tipo: si descubres un medicamento, te dan 500 millones y luego es de todos. Así nadie pierde, y todos ganan 🤔

  • Luisa Viveros

    Luisa Viveros

    diciembre 4, 2025 AT 20:45

    El sistema está roto. Biosimilares? Patent thickets? Rebates opacos? Esto es un casino con fórmulas químicas. La FDA y la UE deberían actuar como reguladores, no como secretarias de las Big Pharma. Necesitamos transparencia absoluta, no más acuerdos en la sombra 🚨

  • Isabela Pedrozo

    Isabela Pedrozo

    diciembre 5, 2025 AT 20:33

    Si estás tomando un medicamento caro, no te quedes callado. Pregunta por genéricos, pide excepciones, habla con tu farmacéutico. Muchas veces no lo mencionan porque no es su prioridad. Pero tú tienes derecho a saber. Y si tu seguro no lo cubre, insiste. La batalla por el acceso a la salud se gana con preguntas, no con silencio.

  • Nina Alcantara

    Nina Alcantara

    diciembre 6, 2025 AT 00:14

    En España, el sistema nacional de salud negocia precios a nivel central. No hay esos acuerdos secretos. Por eso, aunque los descensos no son del 80%, sí son consistentes. No es magia: es política pública. Aquí, un genérico de metformina cuesta 2,30€ al mes. En EE.UU., el mismo medicamento puede costar 100€. No es la ciencia. Es el sistema.

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