El dolor es una señal que el cuerpo nos manda para avisar que algo no anda bien. Todos lo sentimos, pero a veces no sabemos si es algo pasajero o si necesita atención profesional. En esta página te explico de forma clara y directa qué puede estar provocando ese malestar, qué puedes hacer para mitigarlo y cuándo es el momento de acudir al médico.
El dolor se divide en dos tipos básicos: agudo y crónico. El dolor agudo aparece de repente, suele durar poco tiempo y está relacionado con una lesión, una inflamación o una infección. Por ejemplo, una torcedura de tobillo, una migraña o una gripe. En cambio, el dolor crónico persiste más de tres meses y a menudo está asociado a problemas de salud como la artritis, la fibromialgia o una hernia discal.
Además de la duración, hay diferentes orígenes:
Identificar la fuente es el primer paso para tratarlo de forma eficaz.
Para el dolor leve o moderado, los remedios caseros y los medicamentos de venta libre son útiles. Aplicar hielo o calor según el tipo de lesión, descansar la zona afectada y hacer estiramientos suaves suelen marcar la diferencia. Los antiinflamatorios no esteroides (como ibuprofeno) y el paracetamol son opciones comunes, pero es importante seguir la dosis recomendada.
Si el dolor persiste más de una semana, empeora o viene acompañado de síntomas extraños (fiebre alta, pérdida de sensibilidad, inflamación excesiva), es momento de buscar ayuda profesional. En esos casos, un médico podrá ordenar pruebas, recomendar fisioterapia, o recetar tratamientos más específicos como opioides, antidepresivos para el dolor neuropático o inyecciones de corticoides.
En el portal Grupo INEADE Salud encontrarás artículos detallados sobre medicamentos que pueden aparecer en la búsqueda de alivio del dolor, como el Vistaril, el Lasix o el Tranylcypromine. Cada uno tiene indicaciones y precauciones distintas, por lo que leer la información antes de usar cualquier fármaco es clave.
Recuerda que el dolor no siempre tiene que ser resignado. Con los cuidados adecuados y la orientación correcta, puedes reducir su impacto en tu vida diaria. Si dudas, consulta con tu profesional de salud; no hay nada peor que ignorar una señal importante del cuerpo.