Insuficiencia renal: qué es y cómo manejarla

Si te han dicho que tienes insuficiencia renal, lo primero que sientes es miedo. Pero entender la enfermedad y saber qué puedes hacer al día a día ayuda mucho a reducir la ansiedad.

Causas más habituales

Los riñones pueden fallar por varias razones. La diabetes y la hipertensión son las dos más frecuentes; ambas dañan los vasos sanguíneos del órgano y poco a poco reducen su capacidad de filtrar. Otras causas incluyen enfermedades autoinmunes como el lupus, infecciones prolongadas, exposición a toxinas o medicamentos nefrotóxicos (por ejemplo, algunos antibióticos en dosis altas) y anomalías congénitas.

En muchos casos la insuficiencia renal avanza sin que notes síntomas. Por eso es clave hacerse chequeos regulares si tienes factores de riesgo, como presión alta, glucosa alta o antecedentes familiares de enfermedad renal.

Cuidados y tratamiento en casa

Una vez diagnosticada, el objetivo es retrasar la progresión y aliviar los síntomas. Aquí tienes los puntos clave que puedes aplicar hoy:

  • Control de la presión arterial y glucosa. Mantener la presión por debajo de 130/80 mmHg y la glucosa en rangos recomendados por tu médico reduce el daño renal.
  • Dietas con bajo contenido de sodio y proteínas. Evita la sal añadida y limita la proteína animal a 0,6‑0,8 g por kilogramo de peso; esto disminuye la carga de trabajo de los riñones.
  • Hidratación adecuada. Beber suficiente agua (aprox. 1,5‑2 L al día) ayuda a eliminar desechos, pero si tu médico te indica restricción de líquidos, síguelo al pie de la letra.
  • Evita el tabaco y el alcohol. Ambos aumentan la presión arterial y empeoran la función renal.
  • Medicamentos bajo control. No tomes antiinflamatorios no esteroides (AINE) sin consultar; pueden dañar los riñones.

Además, la actividad física moderada (30 min al día) mejora la circulación y ayuda a controlar la presión. Si tienes edema (hinchazón), eleva las piernas y reduce la ingesta de sal.

En algunos casos el doctor recomendará diálisis o trasplante, pero la mayoría de los pacientes pueden vivir años con la enfermedad si siguen las indicaciones y mantienen un estilo de vida saludable.

Recuerda que la información médica cambia y cada caso es único. Usa esta guía como punto de partida y habla siempre con tu nefrólogo o médico de cabecera para adaptar los consejos a tu situación.