Tratamientos anaeróbicos: guía práctica

Si alguna vez te han hablado de bacterias que viven sin oxígeno, probablemente hayas pensado que son raras o que sólo aparecen en laboratorios. En realidad, las infecciones anaeróbicas son bastante comunes: aparecen en heridas profundas, abscesos dentales, infecciones abdominales y hasta en la piel cuando hay tejido dañado.

¿Qué son las infecciones anaeróbicas?

Las bacterias anaerobias no necesitan oxígeno para crecer; de hecho, pueden morir si se exponen a él por mucho tiempo. Por eso, suelen colonizar lugares donde el flujo de sangre es bajo o donde el tejido está muerto. Los ejemplos más típicos son Clostridium perfringens en heridas por objetos contaminados, Bacteroides fragilis en abscesos intraabdominales y Peptostreptococcus en infecciones dentales.

Estas bacterias pueden causar dolor, inflamación, fiebre y, si no se tratan a tiempo, pueden formar pus o incluso producir toxinas peligrosas. Lo clave es reconocer los signos: dolor que empeora, hinchazón que no cede y fiebre persistente, sobre todo si hay una herida profunda o cirugía reciente.

Antibióticos de elección y cómo usarlos

El tratamiento depende del sitio de la infección y del tipo de bacteria, pero hay algunos antibióticos que cubren la mayoría de las anaerobias. El más conocido es el metronidazol, que actúa rápido y se absorbe bien. Se usa en dosis de 500 mg cada 8 h para adultos, pero siempre sigue la indicación del médico.

Otro es la clindamicina, útil cuando hay sospecha de resistencia a metronidazol o en infecciones dentales. La dosis típica es 300‑450 mg cada 6 h. Si la infección es grave, se pueden combinar con un beta‑lactámico + inhibidor de beta‑lactamasa (por ejemplo amoxicilina‑ácido clavulánico) o con carbapenémicos como el imipenem.

Es fundamental completar el ciclo completo, aunque los síntomas desaparezcan antes. Interrumpir el tratamiento permite que la bacteria sobreviva y vuelva a crecer, lo que incrementa la resistencia.

En casos de absceso grande, el antibiótico solo no basta: se necesita drenaje quirúrgico. La combinación de cirugía y medicación reduce el riesgo de recaída y acelera la recuperación.

Para evitar infecciones anaeróbicas, mantén las heridas limpias, busca atención médica pronta si la herida está profunda o si notas pus. En cirugías, la profilaxis con antibióticos adecuados es clave; los protocolos suelen incluir cefazolina o metronidazol según el tipo de intervención.

En resumen, las infecciones anaeróbicas son más comunes de lo que pensamos, pero con los antibióticos correctos y una buena higiene pueden controlarse sin problemas. Si sospechas una infección de este tipo, consulta a tu profesional de salud para que te indique el antibiótico y la duración del tratamiento adecuados.