Levofloxacino: qué es y para qué se usa

El levofloxacino es un antibiótico de la familia de las fluoroquinolonas. Se usa para tratar infecciones bacterianas que pueden afectar pulmones, vías urinarias, piel o los senos. Si tu médico te lo ha recetado, es porque necesita atacar bacterias que otros antibióticos no controlan bien.

Este medicamento actúa impidiendo que las bacterias se reproduzcan, lo que permite que el sistema inmunitario las elimine más rápido. No sirve contra virus, así que no lo tomes para la gripe o el resfriado.

Dosis habituales y cómo tomarlas

La dosis depende del tipo de infección y de la gravedad. En adultos suele recetarse entre 500 mg y 750 mg al día, en una sola toma o dividida en dos. Para infecciones urinarias se usa una dosis de 250 mg una vez al día durante tres días.

Es importante seguir las indicaciones de tu médico al pie de la letra. Toma el comprimido con un vaso lleno de agua y, si puede, con el estómago vacío (al menos una hora antes o dos después de comer). Evita los lácteos y los antiácidos en el mismo momento, ya que pueden reducir la absorción del fármaco.

No interrumpas el tratamiento aunque te sientas mejor antes de acabar el ciclo; hacerlo puede provocar que la infección vuelva o que las bacterias se vuelvan resistentes.

Efectos secundarios y cuándo acudir al médico

Como todo medicamento, el levofloxacino puede causar efectos indeseados. Los más comunes son dolor de cabeza, náuseas, diarrea y alteraciones del sueño. Si aparecen, suelen ser leves y desaparecen al terminar el tratamiento.

Hay efectos más serios que requieren atención inmediata: dolor articular o muscular intenso, sensación de hormigueo en las manos o los pies, visión borrosa, mareos graves o convulsiones. También hay que estar alerta a signos de una reacción alérgica, como sarpullido, picazón, hinchazón facial o dificultad para respirar.

Si experimentas cualquiera de estos síntomas, llama a tu médico o acude a urgencias sin dudarlo.

Para minimizar riesgos, informa a tu doctor si tienes antecedentes de problemas cardíacos, epilepsia, trastornos del tendón o si estás tomando otros medicamentos que puedan interactuar, como antiinflamatorios o anticoagulantes.

En resumen, el levofloxacino es eficaz cuando se usa correctamente. Sigue la dosis prescrita, completa el ciclo y mantente atento a cualquier reacción inesperada. Así tendrás más chances de curarte rápido y sin complicaciones.